Como esta emoción está muy ligada al instinto de conservación, nos hace apegarnos y quedarnos congelados en situaciones que no nos permiten crecer, crear y evolucionar. El miedo es atávico, instintivo, inconsciente. Por eso las religiones, los gobiernos y todas esas instancias de poder (también los padres con sus hijos), recurren constantemente al miedo para dominar. Hablan de amor y amenazan con las penas del infierno, o hablan de paz mientras compran armas. Nuestros personales miedos nos detienen, nos entrampan, nos pueden llevar al fracaso. Cuando acarreamos miedos infantiles tienen la dimensión de un león furioso, si podemos echar luz sobre ellos, llegarán a su dimensión más doméstica hasta ser como nuestros gatos!
**No puedo cerrar sin decir que las cinco palabras más buscadas en plano creativo están totalmente ligadas entre sí como engranajes del proceso evolutivo.
Imagen: Isac Goulart